De vuelta a la casa del lago
Ritmo.es
Lorena Jimenez
02/11
Photo credit: Gaetan Bally
Concierto inaugural en la renovada Tonhalle Zürich
Noviembre 2021
La renovada Grosse Tonhalle, majestuosa y reluciente, con sus restauradas columnas de mármol rosa, brillantes dorados, resplandecientes lámparas de cristal y su recién estrenado piso de madera (que permite a los oyentes escuchar la música bajo sus pies), acogió al público, que por primera vez llenó la sala, para asistir al primer concierto en vivo, tras el cierre obligado por las medidas anti-covid impuestas en Suiza, que limitaron el aforo a un máximo de 50 personas. Tal y como afirma Ilona Schmiel, la Intendantin de la Tonhalle-Gesellschaft Zürich AG:
“Desde 1895, Zurich cuenta con una de las mejores salas de concierto de Europa. El hecho de que hace cinco años se haya querido preservar con una renovación esencial, pone de manifiesto el alto valor que tiene para la ciudad y sus habitantes. Y hemos querido satisfacer sus expectativas. La Grosse Tonhalle es hoy una joya de gran atractivo internacional, con su renovada estética y un sonido maravilloso, más transparente y brillante”
Como en los viejos tiempos, con más de cien músicos sentados juntos en el escenario (ahora más amplio), sin distancias, ni mamparas de plexiglás que distorsionen el sonido, con el coro de mujeres de la Zürcher Sing-Akademie y los niños de los Zürcher Sängerknaben detrás de ellos, de espaldas al nuevo órgano, sin mascarillas, al igual que la contralto Wiebke Lehmkuhl; la extraordinaria calidez acústica de la Grosse Tonhalle brilló en todo su esplendor con la Tercera Sinfonía que Gustav Mahler compuso en el verano del mismo año (1895) de inauguración de la Tonhalle que, entonces, contó con la presencia del compositor y director Johannes Brahms. La Tercera fue también la primera Sinfonía de Mahler que sonó en Zurich. Pero desde el 2006, la Tonhalle-Orchester Zürich no había vuelto a tocar la famosa Sinfonía n. 3 en re menor de Mahler.
Paavo Järvi
Al día siguiente, un entusiasmado Paavo Järvi, en su tercera temporada como Music Director de la Tonhalle-Orchester Zürich, nos comentaba en el descanso del ensayo de la Sinfonía n. 1 de Enescu para su concierto en el Festival Enescu de Bucarest: “por fin, se logró. La laboriosa reconstrucción de la Grosse Tonhalle ha concluido y la orquesta ha regresado a su sede tradicional. Tengo muchas ganas de descubrir junto a la orquesta el sonido de la sala en esta nueva temporada. Como director, no siempre se tiene la oportunidad de inaugurar una sala y tocar de nuevo en ella. Por eso, me emociona mucho poder estar presente en este momento único de renacimiento en un lugar, además, tan especial de la historia cultural europea”, y añadía:
“La Tercera es mi Sinfonía favorita de Mahler, y encaja perfectamente en esta inauguración porque se creó en la época en que se inauguró la Tonhalle am See. Una ambiciosa plantilla (gran orquesta, solista, coros) nos permite probar y exhibir las posibilidades sonoras de la sala. La orquesta tiene que ir acostumbrándose poco a poco a la nueva acústica. No tocar tan fuerte… Esta acústica es muy distinta a la de la Tonhalle Maag. Tenemos que familiarizarnos con este instrumento… la sala es un instrumento…”
Sobre este nuevo instrumento, Karlheinz Müller, experto acústico de la Müller-BBM GmbH, afirmaba: “La conocida calidez acústica de la sala se ha vuelto a garantizar; se ha llevado a cabo una climatización que ha restituido la brillantez del sonido original, que se había debilitado con la humedad. Con la medición del tiempo de reverberación y desde los primeros ensayos se ha podido comprobar que el sonido es más transparente, la gama de bajos se puede escuchar completamente, se vuelve a reproducir un pianissimo y toda la poderosa fuerza del Forte. Además, se puede conseguir un perfecto equilibrio tanto con un crescendo como un decrescendo”.
Regreso a “su casa”
La orquesta disfrutó claramente de volver “a casa” y su entrega y entusiasmo se hicieron notar en su interpretación de la monumental y exigente obra de Mahler, donde brillaron todas las secciones, en especial la cuerda y el metal, que parece adquirir un sonido más noble en la renovada sala de conciertos; el final del primer movimiento fue imponente y un emocionado silencio resonó en la sala. Impecable el solo de trompeta de Heinz Sauer, que como pidió Mahler, sonó en la distancia, en el renovado lobby de la Tonhalle. Wiebke Lehmkuhl cantó un excelente Oh Mensch! y especialmente emocionante fue el último movimiento.
La sala llena a rebosar (gracias al exigido certificado covid), con el público puesto en pie, aplaudió con enorme entusiasmo este concierto inaugural de más de hora y media, extraordinario en muchos sentidos.
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