Pärnu Music Festival 2022 El festival del Báltico
Ritmo Magazine
01.09.2022
Lorena Jimenez
Photo credits: Tõiv Jõul
El Pärnu Music Festival no es un festival más en el amplio calendario de festivales de verano; el melómano viajero tiene aquí la oportunidad de disfrutar, durante una semana, no solo de la presencia de artistas de renombre internacional y de la excelencia musical de una orquesta de primerísimo nivel, sino también, de la tranquila ciudad costera ubicada en el suroeste de Estonia con sus balnearios de aguas termales y sus playas de arena blanca y aguas cristalinas poco profundas, que ya en la Rusia imperial convirtieron este rincón del Báltico en el destino estival favorito.
Capital musical del Báltico
Como cada verano, durante el mes de julio, Pärnu volvió a convertirse en capital musical del Báltico durante la celebración de la doceava edición del Pärnu Music Festival, el festival que Paavo Järvi fundó junto a su padre hace más de una década en la ciudad de vacaciones de su infancia. Situada a 130 km al sur de Tallín, Pärnu fue también la ciudad de veraneo de destacados artistas, como el compositor Dmitri Shostakovich, el violinista David Oistrakh, el pianista Emil Gilels o los directores de orquesta Svetlanov o Mravinsky. Y fue precisamente aquí, donde el pequeño Paavo conocería a Shostakovich por primera vez.
Del 13 de julio al 22 de julio, el Pärnu Music Festival reunió a grandes nombres de la escena internacional como el violinista Joshua Bell, el trompista Stefan Dohr o el pianista Wayne Marshall, entre otros. Además, en esta ocasión, se celebraron dos aniversarios extraordinarios en la familia Järvi: el patriarca Neeme Järvi cumplía 85 años dirigiendo a la Tallinn Chamber Orchestra en el concierto inaugural, con obras de Mozart, Gluck y Dvorák en atriles; y el benjamín Kristjan Järvi celebró su 50 cumpleaños, dirigiendo sus propias composiciones junto a su original orquesta, la Baltic Sea Philharmonic, en una especie de performance participativa, en la que también sonó Aguas da Amazonia, de Philip Glass.
Como cada año, no faltaron las habituales Masterclasses de la Järvi Academy, el proyecto didáctico destinado a jóvenes directores procedentes de todo el mundo y ligado al festival desde su creación. En esta ocasión, 20 prometedoras batutas tuvieron el privilegio de seguir los consejos de Neeme, Paavo y Kristjan Järvi. Y también tuvimos la oportunidad de asistir a conciertos de música de cámara, con jóvenes músicos estonios, que destacaron por una musicalidad y técnica extraordinarias, algo poco habitual en el circuito actual.
Estonian Festival Orchestra
Pero lo que realmente distingue al festival estonio del resto de festivales de verano internacionales es, sin duda, la Estonian Festival Orchestra (EFO), la orquesta residente del festival creada por Paavo Järvi en 2011, en la que jóvenes músicos estonios comparten atril con los jefes de sección de orquestas tan destacadas como la Tonhalle-Orchester Zürich, la Deutsche Kammerphilharmonie Bremen, la Frankfurt Radio Symphony Orchestra o la Filarmónica de Berlín, entre otras.
La EFO protagonizó varios de los conciertos del festival en el Pärnu Concert Hall, con su fachada de cristal y acústica excepcional. Fiel a su filosofía de dar a conocer repertorios menos conocidos, Paavo Järvi presentó la Musique funèbre de Witold Lutoslawski y el Concierto para trompa n. 2 de Richard Strauss, con Stefan Dohr, trompa principal de la Filarmónica de Berlín. Y el reconocido violinista estadounidense Joshua Bell, que ya había sido solista invitado el año pasado, regresó al escenario del Pärnu Concert Hall para interpretar su particular versión del Concierto para violín n. 1 de Max Bruch.
Mención especial requiere la extraordinaria interpretación de la Sinfonía n. 5 de Tchaikovsky, en la que la EFO brilló en todas sus secciones, y muy especialmente en la cuerda. Paavo Järvi ofreció una interesantísima lectura de esta conocida obra del compositor ruso, y demostró el feeling especial que le une a esta orquesta. Una conexión especial que se ha establecido entre orquesta y director, y que, sin duda, se transmitió también al público, que llenó el Pärnu Concert Hall y lo recibió cada noche con standing ovations y largos aplausos.
por Lorena Jiménez
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