CONCERT REVIEW: Barcelona Seduced by Janine Jansen

By Cesar Lopez Rosell
Janine Jansen “The Seduction of Janine Jansen”
Violinist Shows Interpretive Power with Paavo Järvi and the Cincinnati Symphony Orchestra.
By Cesar Lopez Rosell
BARCELONA .
It was another grand night in the Palau 100 (annual concert series at Barcelona’s Palau de la Musica). The presence of the Cincinnati Symphony Orchestra was a sure thing to take on such a varied and demanding program. But to the extent that they lacked ingredients, the orchestra incorporated on its tour the emerging Janine Jansen ( Utrecht, 1978), queen of classical downloads on the internet. Diana for sure. The violinist fell onto Paavo Jarvi’s roof (literal) with her forceful interpretation. Actually, nothing happened in the first part until the Dutch soloist appeared on the scene. The orchestra dispatched with correctness the Overture to “The Marriage of Figaro” by Mozart. Jansen was the one who raised the voltage in the hall. Tall and slender, the attractive performer presented herself like Anne Sophie Mutter with a long dress that aroused the first signs of admiration in the hall, although the best weapon of mass seduction projected from the artist through her Stradivarius in the Tchaikovsky Violin Concerto, a challenge for the technical difficulties of a work that came to be labeled unplayable and requires a large dose of virtuosity. And the violinist offered that very thing, acknowledging still that in order to achieve the zenith of lyricism she needs greater maturity. One soon noticed, in addition, the labored ensemble between the soloist and orchestra. Jansen put it to the public herself during a pocket (literal) when the bow began to draw from the strings all the colors and changes of register. The first movement, Allegro moderato, finished with an accelerando coda, afterwards to travel through poetic moments. A melodic passage through the Canzonetta gave way to inspired dialogue with the oboe and clarinet, and the final movement, Allegro vivacissimo, only confirmed the hand of an interpreter who proved to be more than a media phenomenon. Subtle direction by Järvi, who knew to tone down his orchestra in order to attain a global result, did not spoil the luster of this versatile soloist. The signs of enthusiasm from the public called for an encore from Jansen with a piece by Bach. But where the training showed its full potential was with the volatile Symphony No. 10 by Shostakovich. (There was) as much interpretive rigor in more somber moments as in those of ringing intensity, which the composer described as “a musical portrait of Stalin.” Winds, wood and sumptuous strings demonstrated balanced power in this work.
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20/4/2008 CRÓNICA"La seducción de Janine Jansen"La violinista demostró su fuerza interpretativa junto a Paavo Järvi y la Cincinnati Symphony OchestraLa violinista Janine JansenCÉSAR LÓPEZ ROSELLBARCELONA. Otra gran noche en el ciclo Palau 100. La presencia de la Cincinnati Symphony Orchesta era una segura baza para acometer un programa tan variado y exigente. Pero por si faltaran ingredientes, la orquesta incorporó a su gira a la emergente Janine Jansen (Utrecht, 1978), reina de las descargas de internet en clásica. Diana certera. La violinista cayó sobre el tejado de Paavo Järvi (Tallin, 1962) con toda su fuerza interpretativa. De hecho en la primera parte no pasó nada hasta que apareció en escena la solista holandesa. La orquesta despachó solo con corrección la obertura de Las bodas de Fígaro de Mozart. Fue Jansen la que elevó el voltaje de la sala. Alta y delgada, la atractiva intérprete se presentó a lo Anne Sophie Mutter con un vestido largo, que levantó los primeros signos de admiración del auditorio, aunque la mejor arma de seducción masiva de la artista salió de su stradivarius con el que se enfrentó al Concierto para violín y orquesta de Chaikowski, todo un reto por la dificultad técnica de una obra que llegó a ser calificada de inejecutable y que requiere una gran dosis de virtuosismo. Y eso lo ofreció la violinista, aún reconociendo que le falta recorrido para alcanzar el cénit de lirismo que le dará una mayor madurez. Pronto se vio, además, el trabajado ensamblaje entre la solista y orquesta. Jansen se metió al público en el bolsillo cuando el arco empezó a extraer de las cuerdas todos los colores y cambios de registro. El primer movimiento, Allegro moderato, lo acabó con una acelerada coda después de transitar por poéticos momentos El melódico paso por la Canzonetta le dio pie a inspirados diálogos con el oboe y clarinete, y el último movimiento, Allegro vivacissimo, no hizo sino confirmar toda la garra de una intérprete que demostró ser algo más que un fenómeno mediático. Sutil dirección de Järvi, que supo moderar a su orquesta para conseguir que el resultado global no desvirtuara el brillo de esta versátil solista. Las muestras de entusiasmo del público obligaron a un bis de Jansen con una pieza de Bach. Pero donde la formación mostró todo su potencial fue con la cambiante Sinfonía, número 10 de Shostakovich. Rigor expositivo tanto en los momentos más sombríos como en los de intensidad sonora, que el compositor definió como "retrato musical de Stalin". Vientos, madera y una lujosa cuerda mostraron en esta pieza un equilibrado poder.

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